Dejar que cada quien emprenda su vuelo cuándo y cómo lo desee.
Cada quien tiene su tiempo diferente para volar y dejar de arraigarse tanto a la tierra, a los apegos, a los demás.
Aceptar que habrá otros que jamás quieran soltar y vivir siempre pegados a lo terrenal, mundano y objetal.
Emprende tu vuelo sin mirar atrás, sin esperar con quien, sin presionar a nadie más.
Los viajes del alma son individuales, son sin equipaje, de ida sin retorno, sin volver jamás al mismo lugar.
Buen viaje!
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