Bien dicen que el que se enoja pierde.
Aún teniendo la total razón y argumentos, en el momento que se grita se pierde el control de la situación y el emisor le percibe como débil y sin validez en lo que dice.
Hablar con calma, emitir el mensaje claro y preciso, los gritos sólo
manifiestan las carencias de quien los hace.
Por una comunicación asertiva.
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